9 de octubre de 2011


La nueva medicina del Dr. Hamer



El Dr. Hamer descubre la nueva medicina con sus 5 leyes, a través de un proceso traumático emocional como es la muerte de su hijo Dirk, el 7 de diciembre de 1978, lo que le provocó un cáncer testicular en 1979, fruto de la desesperación y angustia vivida. 

Como nunca antes había estado seriamente enfermo, planeó averiguar si los pacientes de cáncer habían sufrido antes un choque emocional tan terrible como el suyo. Tuvo ocasión de comprobar sus sospechas sobre el origen psíquico del cáncer, cuando le destinaron como médico jefe internista en una clínica oncológica de Bavaria, que dependía de la clínica universitaria de Munich, donde pudo revisar unos casos parecidos y confirmar sus sospechas, anunciando su descubrimiento el 4 de octubre de 1981 en la televisión bávara, descubriendo un nuevo sistema en la aparición, localización y desarrollo del cáncer, llamando a este mecanismo de información «Síndrome Dirk Hamer», como consecuencia de haberlo observado en él mismo, a consecuencia del fallecimiento de su hijo.

Mientras examinaba nuevos casos y volviendo a examinar los antiguos, comprobó que el cáncer de cuello de útero siempre tenía una relación con una experiencia conflictiva muy particular a nivel sexual. El cáncer de mama tenía una relación con un conflicto de un compañero no sexual o bien un conflicto madre-hijo, el cáncer de ovario correspondía a una experiencia conflictiva de pérdida (a continuación de un fallecimiento, de una separación, etc.) descubriendo que el psiquismo define el lugar de formación del cáncer.

En sus investigaciones, constata que en el caso en el que los pacientes habían sobrevivido, el conflicto había sido resuelto, en los casos en que los pacientes habían fallecido o cuya evolución persistía, el conflicto no había sido resuelto. De sus investigaciones y conclusiones, nace la primera ley que denominó la Ley Férrea del Cáncer.

Cuando se utiliza la palabra «conflicto» hay que aclarar que no se trata de conflictos en el sentido habitual del término (conflictos psicológicos instalados desde la infancia), sino de conflictos biológicos, sufriendo estos procesos tanto los seres humanos como los animales. La definición de conflicto es un sentimiento provocado por un choque emocional de manera inesperada, ante al que al principio no se puede reaccionar, «¡nunca me ha ocurrido cosa parecida!», «¡fui como alcanzado por un rayo!», «¡se me fue el habla!», «¡me quedé paralizado!», «¡sentí como un jarro de agua fría!». Estas son algunas de las expresiones que se utilizan en estos casos. Lo que percibimos como factores de estrés, no obligatoriamente provoca un DHS con conflicto biológico, si no nos pilla desprevenidos, teniendo tiempo para pensarlo y lo vemos venir.

El pequeño resumen de introducción de la nueva medicina, me parece que ayuda a entender que no es una idea al azar con un pensamiento empírico, sino un trabajo exhaustivo del Dr. Hamer, que siguiendo con sus investigaciones, desarrolló las 5 leyes que paso a enumerar, agradeciendo de forma personal la valiosa ayuda que nos ha prestado a todos lo que nos dedicamos a ayudar a los demás como terapeutas. Siguiendo el orden de sus descubrimientos, empezaré por la primera ley biológica.

Ley Férrea del Cáncer 

Primer criterio: todo cáncer o enfermedad equivalente se origina de un síndrome de Dirk Hamer (DHS), que es un choque serio, agudo, altamente dramático y vivido en soledad, que toma a la persona de manera completamente inesperada. El choque del conflicto ocurre simultáneamente en la psique, el cerebro y en el órgano correspondiente.

Puede ser accionado, por ejemplo, por la pérdida inesperada de un ser querido, por una separación no prevista, por un diagnóstico o pronóstico para el cual no estamos preparados, por un pánico repentino a la muerte, por un enfado o preocupación inesperada, por un sentimiento repentino de abandono (emocional, mental o físico) o por un temor o amenaza inesperada. Inmediatamente, el choque del conflicto interrumpe las funciones biológicas normales del organismo.

En el momento que ocurre el DHS el organismo completo se mantiene ocupado, activando el cerebro un programa biológico especial y significativo para esa situación en particular.

Nivel Psíquico: psicológicamente se experimenta estrés emocional y mental.

Nivel Cerebral: en el momento justo de un DHS, el choque de conflicto alcanza un área en el cerebro, provocando una lesión que es claramente visible en una tomografía computarizada (TC o escáner), como un grupo de anillos concéntricos.

Nivel del Órgano: el órgano responde al choque de conflicto en forma de multiplicación celular (crecimiento tumoral), decremento celular (osteólisis, necrosis, ulceración) o de interrupción funcional (las llamadas enfermedades equivalentes al cáncer), diabetes, parálisis motoras, daño visual o auditivo, en dependencia de la capa cerebral relacionada y el tipo de tejido involucrado (endodermo, mesodermo, ectodermo).

Segundo criterio: el contenido del conflicto determina la localización del foco de Hamer en el cerebro y el órgano afectado. Lo que una persona puede experimentar como un conflicto, otra persona puede experimentarlo de forma distinta, incluso para una tercera persona, puede ser irrelevante, luego entonces, es nuestro sentimiento subjetivo detrás del conflicto el que determina consecuentemente que órgano o tejido se afectará.

Los problemas psicológicos para los cuales tenemos tiempo de prepararnos, no dejan marca en el cerebro y consecuentemente no causan enfermedad. Los conflictos biológicos, en cambio, además de ser dramáticos, nos pillan de manera inesperada, a contrapié.

Tercer criterio: sincronicidad psique-cerebro-órgano. El desarrollo del conflicto determina el desarrollo exacto del foco de Hamer en el cerebro, así como el desarrollo del cáncer o la enfermedad equivalente en el órgano, llevándose a cabo de manera sincronizada en los tres niveles psique, cerebro y órgano.

Lateralidad: La lateralidad determina en qué lado del cerebro se impacta el conflicto y qué parte del cuerpo está afectada. Una persona diestra responde a un conflicto con su madre o hijo con la parte izquierda del cuerpo y a un conflicto con una pareja con el lado derecho, siendo al revés en los zurdos.

Por ejemplo, si una mujer diestra de repente se preocupa por la salud de su hijo, su mama izquierda se afectará. En un escáner cerebral la lesión se encontrará en el hemisferio derecho, en la parte del cerebro que controla el tejido glandular mamario de la mama izquierda. Para determinar si una persona es diestra o zurda, lo más sencillo es pedirle que aplauda, la mano que queda por encima, es la mano dominante (derecha si es diestro, izquierda, si es zurdo).

Segunda Ley: el carácter bifásico de la enfermedad

Cada enfermedad se desarrolla en dos fases siempre que exista solución del conflicto. Para explicar mejor este concepto, partiremos de nuestra regulación biorritmica normotónica, que determina el ritmo normal día-noche donde la «simpaticotonía» se alterna con la «vagotonía», controlados ambos procesos por nuestro sistema nervioso autónomo, el cual controla las funciones vegetativas tales como el ritmo cardiaco, la digestión y la respiración. Durante el día, nuestro organismo se encuentra en un tono de estrés simpaticotónico (lucha o huida), mientras que en el sueño se encuentra en tono de descanso vago-tónico.

Fase activa de conflicto (CA)

Cuando la persona se encuentra en fase activa de conflicto, se interrumpen las funciones biológicas del organismo, afectando a las funciones de regulación del sistema nervioso involuntario, entrando en simpaticotonía permanente (estrés permanente).

Nivel psíquico: la persona se encuentra en estrés emocional y ocupación mental constante sobre el conflicto.

Nivel vegetativo: el sistema nervioso se encuentra en simpaticonía constante, insomnio, pérdida de apetito, pérdida de peso, ritmo cardíaco acelerado, presión sanguínea elevada, disminución de azúcar en sangre, boca seca o saliva espesa y blanca, midriasis. A esta fase se la llama también fase fría, porque durante el estrés, hay palidez, manos y pies fríos (vasoconstricción a nivel de la piel), temblores, escalofríos, piel y sudores fríos, tensión muscular (contractura de músculos suboccipitales, cervicales, ventrales, escapulares, glúteos y aductores, lo que acompaña corrientemente al estrés).

Nivel cerebral: la lesión en el cerebro (Foco de Hamer) aparece en un escáner cerebral como un grupo de anillos concéntricos.

Nivel orgánico: los órganos dirigidos por el tallo cerebral y cerebelo, tales como el colon, pulmones, hígado o glándulas mamarias muestran multiplicación celular (crecimiento tumoral), los órganos que son dirigidos desde el cerebro (médula cerebral y corteza), tales como los huesos, los nódulos linfáticos, los bronquios o cervix, muestran decremento celular en forma de osteólisis, necrosis o ulceración.

Si no hay solución del conflicto la persona permanece en la primera fase de estrés activo de conflicto. Si la actividad del conflicto es muy intensa y dura un periodo muy prolongado de tiempo, puede ser mortal.

Conflicto pendiente

Esta fase se da si no somos capaces de resolver el conflicto o si no se puede alcanzar una solución viable. Por ejemplo, si no podemos dejar nuestro trabajo o una relación triste, tenemos la oportunidad de degradar conscientemente el conflicto, ya sea de manera intelectual, psicológica o espiritual. Podemos vivir con dicho conflicto hasta una edad avanzada, ya que degradando el conflicto, disminuiremos su intensidad y consecuentemente los síntomas.

Solución del conflicto (PCL)

También llamada fase A o exudativa, entraña los siguientes efectos:

Nivel Psíquico: la solución del conflicto viene acompañada de un sentimiento de gran alivio.

Nivel vegetativo: el tono vegetativo cambia instantáneamente a una vagotonía prolongada, fatiga, debilidad y buen apetito, bradicardia discreta o normocardia, pupilas contraídas, relajación muscular. La fase de curación es también llamada fase caliente, porque durante la vagotonía, los vasos sanguíneos están dilatados dando como resultado, piel, manos y pies tibias o calientes, piel sonrosada y seca, y posiblemente fiebre.

Nivel cerebral: paralelamente a la psique y al órgano, la lesión cerebral empieza a sanar. Hay edema cerebral, mostrando el escáner cerebral una imagen borrosa de los anillos concéntricos poco definidos y oscuros en la fase de solución.

Crisis epileptoide

En la mayor profundidad de la fase vagotónica, el aumento del edema cerebral ha alcanzado su máximo tamaño. En este momento el cerebro activa una fase de estrés breve y potencialmente intenso, llevando a la persona de nuevo a la fase activa de conflicto para ayudar a disolver el edema, llamada «crisis epileptoide», con los síntomas típicos de estrés, temblores, sudores fríos o nauseas.

Cada tipo de conflicto y cada tipo de enfermedad tiene un tipo específico de crisis epileptoide. Los ataques cardiacos, los shocks, las crisis asmáticas, migrañas, crisis epilépticas, son algunos ejemplos de estas crisis.

La crisis epileptoide es el punto de mayor riesgo para la persona, ya que el tejido se ha quedado debilitado y puede romperse por la presión de la actividad en en el órgano o en el cerebro, pudiendo causar la muerte si el conflicto es antiguo, En este caso, es de vital importancia saber cuando empezaron los síntomas, para averiguar cuando empezó el conflicto y marcar el tiempo aproximado, que será el mismo que el de solución dividido a la mitad, y estar pendiente de las posibles complicaciones.

Después de la crisis epileptoide, el paciente recupera fuerza gradualmente y esta en camino directo a la curación.

Fase de Curación (PCL)

También denominada Fase B o cicatrizal:

• Nivel del órgano: los tumores dirigidos por el cerebro antiguo (tallo cerebral y cerebelo) como los del colon, pulmones, hígado o glándulas mamarias, los cuales se desarrollan durante la fase de conflicto activo, son degradados por hongos y micobacterias especializadas. Si no se dispone de los microbios necesarios, el tumor permanece en su lugar y se encapsula sin realizar más división celular. La pérdida de células dirigida por el cerebro (médula cerebral y corteza cerebral) como la osteoporosis, la necrosis de ovario o la ulceración en el estómago, las cuales ocurrieron durante la fase activa de conflicto, es rellenada, restituida y reconstruida con la ayuda de bacterias o virus especializados.

En general a la fase de curación se le considera más peligrosa que la de conflicto activo, por estar acompañada frecuentemente de aumento de volumen, inflamación, infecciones, fiebre y dolor. La mayoría de las enfermedades se detectan en esta fase, cuando ya se están restableciendo.

Curación pendiente

Un conflicto que está continuamente en resolución debido a recaídas es llamado una curación pendiente, siendo importante reconstruir el evento del DHS con todas sus pistas o raíles. En el momento del conflicto (DHS), la mente se encuentra en un estado de atención agudo y nuestro subconsciente recoge todos los componentes que rodean al conflicto, tales como sonidos, olores, gente y objetos, y los almacena hasta que el conflicto es resuelto. La recaída en la fase de curación por una pista o raíl se le denomina comúnmente alergia o reacción alérgica.

Tercera ley: el sistema ontogénico de las enfermedades

La tercera ley biológica une los descubrimientos de las dos primeras leyes dentro del contexto de la embriología con su correlación biológica entre la psique, el cerebro y el órgano desde un punto de vista evolutivo.

Por la ciencia de la embriología, sabemos que dentro de los primeros diecisiete días del estado embrionario se desarrollan tres capas germinales: endodermo, mesodermo y ectodermo, a partir de las cuales se originan todos los tejidos y órganos.

Hamer desarrolla y determina el modo en el que responden a los conflictos las distintas partes del cerebro y los órganos correspondientes, integrando la psiquis, cerebro y órgano.

Endodermo 

Es la capa germinal más antigua, corresponde a la región del troncoencéfalo, desde donde se controlan los órganos más antiguos (alveolos pulmonares, endometrio, próstata, trompas de Falopio, capa germinativa del ovario y testículo, cubierta mucosa de la faringe y tubo digestivo, hipófisis, hígado, páncreas, submucosa de la vejiga, túbulos colectores del riñón. trompa de Eustaquio, oído medio).

Los conflictos biológicos aquí están en relación con temas de supervivencia básicos como respirar, reproducirse y comer. El canal alimenticio, corresponde a los llamados conflictos de «bocado» , haciendo alusión al bocado de alimento real o pedazo de comida y también a no poder poseer, adueñarse o conseguir algo.

En la fase de conflicto, estos tejidos muestran incremento celular en forma de adenocarcinoma, y en la fase de solución son degradados con ayuda de hongos y micobacterias.

Mesodermo 

Es la capa germinal media y está dividido en un grupo más antiguo y otro más joven. En ambos se aplican las reglas de la lateralidad.

El mesodermo cerebral antiguo, que es parte del cerebro antiguo, es dirigido desde el cerebro, y el mesodermo cerebral nuevo es dirigido desde la médula cerebral (sustancia blanca) que pertenece ya al cerebro.

El cerebelo es la parte del tallo cerebral desde donde se controlan dermis, pericardio, pleura, peritoneo y glándula mamaria.

Todos los tumores controlados por el cerebelo crean en la fase de solución exceso de fluido, provocando derrame. Los conflictos son de ataque (real o figurado) y de nido (cuidado y protección). Cuando el conflicto está activo muestra multiplicación celular en forma de melanoma, mesotelioma. En la fase de resolución del conflicto son degradados por bacterias.

En la médula cerebral se controlan los órganos regidos por la sustancia blanca (aparato musculoesquelético, tejido conjuntivo, y adiposo, vasos, cápsulas suprarrenales, ovarios, testículos, parénquima renal, músculo uterino, endocardio).

Los conflictos son de desvalorización, pérdida de autoestima, pérdida de confianza (observaciones injustas, ser degradado, fallar en el trabajo, fallar en los deportes, sentirse sin soporte).

Durante el conflicto activo muestran degradación celular, necrosis, osteólisis, atrofia muscular (pérdida de tejido) y en la solución de conflicto la pérdida de tejido se recupera con aumento de volumen (bacterias, micobacterias).

Ectodermo

Se aplican las reglas de la lateralidad y hay que tener en cuenta el sexo y el estado hormonal (determina que el conflicto sea vivido de una manera masculina o femenina). Es la capa germinativa más joven.

En la corteza cerebral se controlan los tejidos de la epidermis, submucosa de revestimiento, conductos (intra pancreáticos, biliares intra y extra hepáticos), estómago (curvatura menor) y bulbo duodenal, conductos renales y vejiga, laringe, venas y arterias coronarias, cuello del útero, ojo, nervios, bronquios, vesícula seminal, recto. Los conflictos son de comunicación, sexuales o de territorio, conflictos de separación, miedos frontales o que nos amenazan desde atrás, conflictos de asco, rechazo o resistencia al rechazo, miedo a dejar o perder de vista a alguien, conflictos de «mal olor», de no querer oír.

Durante el conflicto activo muestran degradación celular en forma de ulceración y en la fase de resolución la pérdida de tejido se rellena con virus.

Cuarta ley: el sistema ontogénico de los microbios

La cuarta ley integra el papel de los microbios con las tres capas embrionarias a partir de las cuales se originan nuestros órganos. Cuando se desarrollaron nuestros órganos a través de la evolución, tipos específicos de microbios, se desarrollaron con ellos. El propósito biológico de los millones de microorganismos, que viven en nuestro cuerpo es mantener a los diferentes tejidos en buen estado.

Hamer descubre que los microbios se vuelven activos sólo en la fase de curación. En la fase de conflicto activo y en normotonia, se encuentran inactivos y no causan ninguna infección.

Los hongos y las micobacterias (grupo amarillo) son los microorganismos más antiguos. Estos trabajan en órganos y tejidos que se originan del endodermo, dirigido desde el tallo cerebral y en los órganos mesodérmicos del cerebro antiguo, dirigidos desde el cerebelo.

Los hongos como la cándida, o micobacterias como las bacterias tuberculares, descomponen los tumores del colon, pulmones, riñones, hígado, glándulas mamarias o el melanoma. Durante la fase de curación, estos degradan las células extra que no se necesitan. Usualmente este proceso de descomposición se acompaña de fiebre y sudores nocturnos.

Las bacterias (grupo naranja) habitan los órganos y tejidos que derivan del mesodermo cerebral nuevo, dirigido desde la médula cerebral (sustancia blanca).

Las bacterias como los estafilococos, llenan los espacios en el hueso, reparan el tejido cicatrizal, reconstruyen la pérdida celular (necrosis) del tejido testicular y del ovario.

Los virus (grupo rojo) parecen estar involucrados exclusivamente en el proceso de curación de los tejidos que derivan del ectodermo y que son controlados por la corteza cerebral (la epidermis, el cervix, recubrimiento de los conductos biliares, curvatura menor, uréteres, bronquios). La hepatitis, la neumonía, el herpes, la gripe y la diarrea, son indicativos de que un «virulento» pero natural proceso de curación se encuentra en curso.

Quinta ley: la quinta esencia

Cada llamada enfermedad tiene que ser entendida como un programa biológico de la naturaleza creado para resolver un conflicto inesperado.

Todas las llamadas enfermedades tienen un significado biológico, sensato y con sentido, no hay nada maligno o benigno, sólo es un proceso con sus propias leyes, diseñado para cada necesidad según la fase en que curse. 
http://annarnau.blogspot.com/2010/08/la-nueva-medicina-del-dr-hamer.html

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